jueves, 6 de enero de 2011

“Enredos ideológicos”-Pablo Stefanoni *** -La confusión diletante-Raúl Prada Alcoreza

05-01-2011-"Enredos ideológicos"-Pablo Stefanoni
Dicen que las crisis son oportunidades y aunque la frase es bastante trillada no deja de tener una buena dosis de verdad. Por eso, una visión optimista del frustrado gasolinazo podría llevarnos a pensar que es posible discutir, finalmente, el modelo económico que queremos que acompañe el proceso de cambio político y social. Hasta ahora, han convivido varias visiones, que casi no han discutido ni dialogado entre sí; más bien han tratado de imponerse de facto, generando un no despreciable enredo ideológico, especialmente respecto al modelo de desarrollo y el horizonte económico.

Una visión –la hegemónica– propone un Estado fuerte acompañado de políticas macroeconómicas "prudentes", incluyendo el control de la inflación mediante la apreciación del boliviano respecto al dólar. Esas políticas, sin bien garantizaron la estabilidad fueron insuficientes para avanzar en un modelo productivo más consistente. Una especie de capitalismo de Estado que no se anima a serlo por completo. Y, como se vio ahora, incluye ajustes que no son socialmente sostenibles y son económicamente discutibles. La línea del capitalismo de Estado más audaz parece haber quedado excluida con la salida de Andrés Soliz Rada del Gabinete (y sus críticas no suelen ser respondidas desde el gobierno).

Una línea más retórica/catártica que efectiva se expresa en otros espacios (cumbres y contracumbres del clima, reuniones de movimientos sociales, seminarios de la vicepresidencia, cursos de formación, etc.): propone un horizonte utópico poscapitalista y comunitario, apoyándose en el pluralismo que sanciona la nueva Constitución y las supuestas cosmovisiones de los pueblos y naciones indígenas. Incluso algunos funcionarios son desarrollistas, "pachamámicos" y "prudentes" al mismo tiempo. Así, mientras somos ultrarradicales en Cancún, la ministra Antonia Rodríguez admite estar negociando la legalización de los transgénicos y las minas y chaqueos hacen estragos ambientales.

La incidencia culturalista en las políticas públicas tiende a cero, pero tiene un efecto nocivo: al incidir en la formación de cuadros lleva las discusiones a un terreno estéril y deja la economía en manos de los técnicos. Como varios de sus exponentes (como Raúl Prada) niegan cualquier autonomía de la economía, ello conduce a discutir "grandes cuestiones" filosófico políticas, y no cuestiones tan prosaicas como la inflación, la producción petrolera, la baja productividad agraria en occidente, la pobreza y la igualdad social. Otros compañeros son hoy entusiastas de la "filosofía de la vida" que daría respuestas a todas las preguntas. Así, se pierde la perspectiva de que cualquiera de estos problemas tiene respuestas progresistas y ajustadoras, y que a menudo economía y sentido común no van de la mano.

Los neoliberales lograron imponer la idea de que las economías son como las casas (se gasta lo que se tiene) pero ya Keynes mostró que las cosas son más complicadas. Lo mínimo que deberíamos hacer es un balance de los países periféricos que lograron dar el salto industrial para sacar lecciones de lo que podríamos hacer y lo que deberíamos evitar. En segundo lugar discutir honestamente si queremos un modelo no desarrollista (con las consecuencias sobre el consumo que ello implicaría) o un nuevo desarrollismo con conciencia ecológica. Esta segunda posición se expresa -sin mucha problematización- en las declaraciones del viceministro Wilfredo Chávez: "Hay que hacer obras para que el país progrese, pero también hay que cuidar a la Madre Tierra, lo ideal es el equilibrio". Una posición muy sensata pero que –sin ninguna duda- no tiene nada de particularmente revolucionario en términos de concepción del desarrollo o la naturaleza. ¿Cómo vamos a lograr la soberanía alimentaria y energética? En ambos casos, estamos en problemas. ¿Es posible construir un modelo de desarrollo económico que no sea sólo "capitalista atenuado" sino basado en una progresiva desmercantilización de la vida?

La crisis del gasolinazo dejó en evidencia que las bases de este proceso están lejos de la visión idealizada del bloque comunitarista: sectores populares informales, microempresarios que no cumplen con los derechos laborales, contrabandistas, cocaleros que derivan parte de su producción al narcotráfico (Evo mismo lo reconoció)… y es con esos "sujetos" que vamos a cambiar Bolivia. Supongo que no caeremos en la "decepción" que el Partido Comunista alemán dijo sentir por su pueblo cuando la rebelión de 1953. A lo que Bertolt Brecht respondió que el Partido cambie de pueblo

.http://www.rebelion.org/noticia.php?id=119780


La confusión diletante-- Raúl Prada Alcoreza-04/01/2011

La pregunta con la que deberíamos comenzar es quién perdió con la crisis del "gasolinazo" y la consecuente resistencia popular al decreto 748, terminando con su conclusión, la abrogación del decreto. Lo que queda claro, por lo menos para las organizaciones sociales intervinientes en la movilización contra el decreto, es que lo que ha sido derrotado es precisamente el realismo político, el pragmatismo, la tendencia al capitalismo de Estado, ahora descubierto en su hibridación y mezcla con la herencia de procedimientos y razonamientos del periodo neoliberal.

¿Quién ha ganado? Otra vez el pueblo, la asonada popular, la movilización social, que ganó las calles para rechazar que el peso del problema de la subvención y de la necesidad de incrementar las reservas y la producción de gasolina, diésel y productos energéticos fósiles recaiga sobre la magra economía y los cuerpos de los más pobres. Ha ganado la movilización que reclama la consulta al pueblo, por lo tanto, la participación social en las decisiones políticas, sobre todo en las estratégicas y en las que afectan a la magra economía popular. Este balance puede ser entendido por todos los que se han visto afectados por la medida; sin embargo, parece que hay por ahí desentendidos o, en su caso, despistados, que no quieren comprender lo que ha pasado. En algunos, se puede entender, pues han sido los arquitectos de la medida, pero en otros, es más difícil, pues quieren aprovechar semejante ocasión evidente de crisis política para llevar agua a su molino. Este molino es como el molino de Van Gogh; el refrán dice el molino ya no está pero el viento sigue todavía.

Mapa de discusión

Pablo Stefanoni, nuevamente en su artículo publicado en Página Siete el martes 4 de enero, no termina de entender que su delirante mapa de discusión en Bolivia no es real, es sólo una ficción, una hipótesis indemostrable de un investigador desubicado. No hay debate entre pachamámicos y modérnicos, entre culturalistas y realistas. No hay tal cosa, salvo en la cabeza diletante del responsable de la diatriba. El debate de fondo es sobre la aplicación de la Constitución Política del Estado, que exige la fundación del Estado plurinacional comunitario y autonómico. Hay quienes creen, desde la perspectiva del realismo político, que debemos mantenernos en las fronteras del Estado-nación, haciendo algunas concesiones pluralistas, y hay otros que creemos que la descolonización, que es el eje transversal interpretativo fundamental de la Constitución, requiere acabar con el Estado-nación, por ser herencia colonial, en su forma liberal y moderna, para fundar el Estado plurinacional. A su vez esto requiere de transformaciones institucionales, políticas, económicas, sociales y culturales. Construir los tres modelos constitucionales, el modelo de Estado, plurinacional; el modelo territorial, pluralismo autonómico; y el modelo económico, economía plural encaminada hacia la economía social y comunitaria.

La pregunta es entonces: ¿por qué Stefanoni desconoce esta discusión? ¿Este debate, este dilema del proceso de transformaciones y de cambios? La primera respuesta que tengo es que no se asume el desafío de la Constitución, se lo elude, se opta ir por las ramas, inventándose discusiones ficticias y delirantes. La segunda respuesta que tengo es que Stefanoni no es honesto pues no ventila claramente la posición que tiene, se oculta la defensa de una posición discutida e identificada por las organizaciones y movimientos sociales, esta posición es la opción por el burocratismo, el elitismo de las decisiones, el monopolio grupal de la gestión política, en la perspectiva de la retoma del proyecto del capitalismo de Estado, del nacionalismo, desconociendo las tareas de descolonización y la emergencia proliferante de la condición plurinacional, de la condición comunitaria y de la condición autonómica del Estado. Se esconde entonces esta actitud contraria a la perspectiva abierta por los movimientos sociales y por el proceso constituyente, se oculta una posición contraria al proceso descolonizador, en definitiva, contra-revolucionaria.

Diatriba

Otra pregunta que tengo es: ¿para quién trabaja el diablo en este caso? Para quién opera. No creo que sea gratuita la diatriba de Stefanoni. Se busca ostensiblemente deformar esquemáticamente, estigmatizando las posiciones que se critica, sin tomar en cuenta para nada las argumentaciones vertidas, las expresiones expuestas, los escritos difundidos. Se los ignora y se persigue como hacer contra-información, propaganda oficial por posiciones consideradas dominantes, llamadas incorrectamente hegemónicas. No, no estamos en un debate honesto, correcto, académico, político, estamos ante una manipulación artera de la contradicción política real. Para comenzar la discusión se debe ventilar claramente la posición que se tiene; Stefanoni y quienes debaten estos temas deben responder con claridad las siguientes preguntas: ¿estamos por la aplicación de la Constitución? ¿Creemos posible la fundación del Estado plurinacional comunitario y autonómico? ¿Consideramos viable la democracia participativa, el ejercicio plural de la democracia, directa, representativa y comunitaria? ¿Apoyamos la participación social y el control social tal como está en la Constitución?

Yo creo que Stefanoni ha tomado partido por la corriente nacionalista, del capitalismo de Estado, del realismo político. Está en su derecho hacerlo, pero no me parece honesto no decirlo y sobre todo caricaturizar a las otras posiciones sin basarse en sus fuentes.

Raúl Prada es miembro del grupo Comuna.

http://www.paginasiete.bo/2011-01-05/Opinion/Destacados/17Opinion001-050111.aspx